La movilidad sostenible en Latinoamérica es un win-win

Tendencias / Sostenibilidad
©fitopardo
641227790
Federico Roales
sept 17, 2021
Si bien la movilidad sostenible ya era una tendencia al alza en Latinoamérica en los últimos años, la emergencia sanitaria del covid‑19 ha hecho que este auge se acentúe aún más.
Las bicicletas, en particular, han emergido como una alternativa segura para moverse por la ciudad y evitar la propagación del covid‑19 en los abarrotados trenes, buses o metros que forman parte del paisaje cotidiano de las grandes urbes latinoamericanas.

El pasado año, el uso del sistema EcoBici en Ciudad de México creció un 221%; en Buenos Aires, el número de ciclistas casi se ha cuadriplicado; en Bogotá, se ha reducido el límite de velocidad para coches y se ha asignado una cuota del 20% del estacionamiento exclusivo para bicis; y el gobierno de Perú se comprometió a abrir 300 kilómetros más para carriles bici en Lima. Las búsquedas de rutas de bici en Google Maps crecieron un 98% en el último año, mientras que las de transporte público se redujeron a la mitad. Además, la demanda de patinetes eléctricos se ha triplicado durante la pandemia, y el aumento de las pequeñas empresas relacionadas con la economía compartida muestra el indudable interés en explorar nuevas alternativas de transporte. Este es un punto de inflexión si tenemos en cuenta que muchas grandes ciudades latinoamericanas se encuentran entre las más congestionadas del mundo, y que los largos desplazamientos al trabajo también son muy característicos en la región.
Las movilidad sostenible cuenta con una percepción muy positiva entre los consumidores. Según nuestra investigación Visual GPS, tomar decisiones de transporte que reduzcan el uso de combustibles fósiles es una de las tres formas principales que eligen los latinoamericanos para ayudar al planeta. Entre la Generación Z, esta disposición es aún mayor, poniendo de relieve el fuerte compromiso de las generaciones más jóvenes con el cuidado medioambiental. Además, el 81% de los consumidores latinoamericanos considera que es importante que sus acciones no tengan un impacto negativo en el medioambiente.

En Getty Images, esta tendencia creciente también se refleja en los intereses de los clientes: términos como “biker” (+59%) o “ciclismo” (+90%) crecen año tras año en las búsquedas en los países latinoamericanos. Sin embargo, si ponemos el foco en las imágenes que se utilizan en la zona, la movilidad sostenible todavía se percibe como una actividad de ocio: el contenido visual que muestra a ciclistas representa mayoritariamente a personas jóvenes o a familias pedaleando en montañas, bosques y grandes parques. Y en estas imágenes los protagonistas aparecen relajados y divirtiéndose, llevando ropa de verano y sin equipamiento de protección, como si estuvieran de vacaciones.
Necesitamos acostumbrarnos a ver imágenes de bicis y patinetes como medios de transporte cotidianos en las calles de la ciudad para reflejar de manera auténtica este cambio en los patrones de movilidad. La fiebre creciente por la movilidad sostenible podría conducir a cambios estructurales en la manera en la que percibimos la movilidad urbana más allá de la pandemia, y no ver a estos medios solo como una solución temporal sino como una alternativa permanente en los sistemas de transporte de Latinoamérica. Utilizar transportes sostenibles reduce las emisiones de CO2 que causan la polución atmosférica, fomenta planes urbanísticos menos centrados en el automóvil y proporciona beneficios para la salud de quien los use. Y además ayuda a descongestionar el tráfico y a que los desplazamientos diarios sean más rápidos. Es un win‑win en el que todos ganamos. Eso sí, al representar la movilidad sostenible, recuerda que es importante mostrar a personas de todas las edades en todo tipo de situaciones cotidianas, como yendo al trabajo en bici o patinete, a la universidad o repartiendo la compra por la ciudad. Porque las bicicletas son para el verano, sí, y para mucho más.
El 81% de los consumidores latinoamericanos considera que es importante que sus acciones no tengan un impacto negativo en el medioambiente.
La moda de lujo se vuelve circular